MOSAICO, 9-X-014

MARTINEZ CAMPOS, 9-X-014

(con auxilio de Emmanuel)

MOSAICO

Silviano Martinez Campos.

La Piedad, 9 de Octubre.- “FRANCISCO DE ROMA Y Francisco de Asis”. Así se llama el librito de Leonardo Boff, ediciones DABAR 2013 que me regaló el Padre Alfonso (Sahagún). Acabé de leerlo y como todo lo de Leonardo Boff el autor es plenamente aleccionador y estimulante para ponernos de mejor manera en el camino de nuestra fé. En este caso Boff hace en sus artículos un paralelo entre el Santo de Asís y nuestro nuevo Papa Francisco ni que decir que para un lector interesado y no especializado en estas cuestiones es sumamente estimulante encontrarse con este tipo de literatura. Por supuesto que ha pasado más de un año del nuevo ministerio de Francisco El Papa en, cuyo trayecto del tiempo se han sucedido las novedades una a una dichas, expresadas y actuadas por francisco pero todo lo que se escribe por Boff en el paralelo del personaje de la edad media con el personaje de nuestra actualidad, Francisco, es de interés marcadamente vigente. Quien lea esto está desde luego invitado a transitar por la obra y desde luego también sin duda podrá cosechar muchos frutos. El padre Sahagún originalmente presentaba como educador que es la obrita a sus “maestros de la palabra” y sus familias con motivo de la navidad de 2013. En una cita del Maestro Ekhart, indicaba “Todas las palabras deben su poder al verbo primigenio”. ¡QUE TREMENDO CONTRASTE! Entre los temas abordados anteriormente y las informaciones de estos días en torno a la situación de nuestro México, aún cuando vale decir en realidad en muchas mas partes de nuestro averiado planetita TIERRA. Ha sacudido nuestra conciencia el acontecer violento de estos días en una región del estado de Guerrero. Violencia presumiblemente vinculada al crimen organizado incluido en esto la desaparición de unos 43 jóvenes normalistas de la región de Iguala. Esto ha cimbrado a la golpeada sociedad Mexicana y obligado a todas las instancias de orden judicial tanto local como federales a dar prioritaria atención al caso como una exigencia tanto de justicia como de información adecuada a los familiares de las presuntas víctimas como a la sociedad en general. ESTA NUEVAMENTE EN el tapete de la actualidad, por decirlo así de manera cómoda el caso del Ebola enfermedad virál nacida según todos los indicios en africa, continente sobre el que se ha ensañado. Pero el hecho de que hayan aparecido brotes en países del todavía llamado primer mundo ha intensificado la voz de alerta entre los organismos de la salud tanto los de ámbito universal como de las naciones últimamente afectadas como el caso de España o en Texas nada menos que en los Estados Unidos. Hay alerta preventiva, pues también en las fronteras de nuestro México con el país vecino. Es de recordarse el gran éxito de nuestro país para prevenir y controlar el brote, hace años del famoso virus H1N1. Desde luego que, lo que voy a escribir no tiene relación objetiva con lo anteriormente dicho. Pero es una referencia de tipo literario si se quiere, a las “amenazas” del “Ebola” y del “Sida”, como una expresión desde luego literaria de los grandes retos que en muchas dimensiones de la vida estamos enfrentando los humanos y la vida en general en nuestra TIERRA. Vaya pues el enlace de mi ficción denominada “LA INVASION”http://redescritoresporlatierra.org/2014/07/silviano-martinez-campos-la-invasion/ . POR LO VISTO, ya terminó la temporada de lluvias, si es que algún intruso ciclón, no dice lo contrario. En años anteriores se daba uno cuenta del cambio estacional cuando soplaba el aire frio días antes de terminar Septiembre, ahora quien escribe lo percibió ya avanzada la primera semana de octubre. Este año si llovió parejo, hasta el modesto pasto de los prados llegó a la rodilla. Esperemos que las cosechas sean aceptables para nuestros agricultores regionales. https://losnuevostiempos.wordpress.com/

MOSAICO, 2-X-014

MOSAICO, 2-X-014.

Mosaico, 10-VII-014

Mosaico, 10-VII-014.

El pacto de las catacumvas vivido por el Papa Francisco. Leonardo Boff

El pacto de las catacumbas vivido por el Papa Francisco

2014-07-08

El día 16 de noviembre de 1965, cuando estaba terminando el Concilio Vaticano II (1962-1965), algunos obispos, animados por Dom Helder Câmara, celebraron una misa en las Catacumbas de Santa Domitila e hicieron el Pacto de las Catacumbas de la Iglesia sierva y pobre. Proponían para sí mismos ideales de pobreza y sencillez, dejando sus palacios y viviendo en simples casas o apartamentos. Ahora con el Papa Francisco este pacto gana plena actualidad. Vale la pena recordar los compromisos asumidos por los obispos.

«Nosotros, obispos, reunidos en el Concilio Vaticano II, conscientes de las deficiencias de nuestra vida de pobreza según el evangelio; motivados los unos por los otros, en una iniciativa en que cada uno de nosotros quisiera evitar la excepcionalidad y la presunción; unidos a todos nuestros hermanos de episcopado; contando sobre todo con la gracia y la fuerza de Nuestro Señor Jesucristo, con la oración de los fieles y de los sacerdotes de nuestras respectivas diócesis; poniéndonos con el pensamiento y la oración ante la Trinidad, ante la Iglesia de Cristo y ante los sacerdotes y los fieles de nuestras diócesis, con humildad y con conciencia de nuestra flaqueza, pero también con toda la determinación y toda la fuerza que Dios nos quiere dar como gracia suya, nos comprometemos a lo siguiente:

1) Procuraremos vivir según el modo ordinario de nuestra población, en lo que concierne a casa, alimentación, medios de locomoción y a todo lo que de ahí se sigue.

2) Renunciamos para siempre a la apariencia y a la realidad de la riqueza, especialmente en el vestir (tejidos ricos, colores llamativos, insignias de material precioso). Esos signos deben ser ciertamente evangélicos: ni oro ni plata.

3) No poseeremos inmuebles ni muebles, ni cuenta bancaria, etc. a nuestro nombre; y si fuera necesario tenerlos, pondremos todo a nombre de la diócesis, o de las obras sociales caritativas.

4) Siempre que sea posible confiaremos la gestión financiera y material de nuestra diócesis a una comisión de laicos competentes y conscientes de su papel apostólico, en la perspectiva de ser menos administradores que pastores y apóstoles.

5) Rechazamos ser llamados, oralmente o por escrito, con nombres y títulos que signifiquen grandeza y poder (Eminencia, Excelencia, Monseñor…). Preferimos ser llamados con el nombre evangélico de Padre.

6) En nuestro comportamiento y en nuestras relaciones sociales evitaremos todo aquello que pueda parecer concesión de privilegios, prioridades o cualquier preferencia a los ricos y a los poderosos (ej: banquetes ofrecidos o aceptados, clases en los servicios religiosos).

7) Del mismo modo, evitaremos incentivar o lisonjear la vanidad de quien sea, con vistas a recompensar o a solicitar dádivas, o por cualquier otra razón. Invitaremos a nuestros fieles a considerar sus dádivas como una participación normal en el culto, en el apostolado y en la acción social.

8) Daremos todo lo que sea necesario de nuestro tiempo, reflexión, corazón, medios, etc. al servicio apostólico y pastoral de las personas y grupos trabajadores y económicamente débiles y subdesarrollados, sin que eso perjudique a otras personas y grupos de la diócesis. Apoyaremos a los laicos, religiosos, diáconos o sacerdotes que el Señor llama a evangelizar a los pobres y los trabajadores compartiendo la vida y el trabajo.

9) Conscientes de las exigencias de la justicia y de la caridad, y de sus relaciones mutuas, procuraremos transformar las obras de “beneficencia” en obras sociales basadas en la caridad y en la justicia, que tengan en cuenta a todos y a todas, como un humilde servicio a los organismos públicos competentes.

10) Haremos todo lo posible para que los responsables de nuestro gobierno y de nuestros servicios públicos decidan y pongan en práctica las leyes, las estructuras y las instituciones sociales necesarias a la justicia, a la igualdad y al desarrollo armónico y total de todo el hombre en todos los hombres, y, así, al advenimiento de otro orden social, nuevo, digno de los hijos del hombre y de los hijos de Dios.

11) Porque la colegialidad de los obispos encuentra su más plena realización evangélica en el servicio en común a las mayorías en estado de miseria física cultural y moral ―dos tercios de la humanidad― nos comprometemos a: -participar, conforme a nuestros medios, en las inversiones urgentes de los episcopados de las naciones pobres;

-pedir juntos a nivel de los organismos internacionales, dando siempre testimonio del evangelio como lo hizo el Papa Pablo VI en las Naciones Unidas, la adopción de estructuras económicas y culturales que no fabriquen más naciones pobres en un mundo cada vez más rico, sino que permitan a las mayorías pobres salir de su miseria.

12) Nos comprometemos a compartir nuestra vida, en caridad pastoral, con nuestros hermanos en Cristo, sacerdotes, religiosos y laicos, para que nuestro ministerio constituya un verdadero servicio; así:

-nos esforzaremos para “revisar nuestra vida” con ellos;

-buscaremos colaboradores que sean más animadores según el Espíritu que jefes según el mundo;

-procuraremos hacernos lo más humanamente presentes y ser acogedores;

-nos mostraremos abiertos a todos, sea cual sea su religión.

13) Cuando volvamos a nuestras diócesis, daremos a conocer a nuestros diocesanos nuestra resolución, rogándoles nos ayuden con su comprensión, su colaboración y sus oraciones.

Que Dios nos ayude a ser fieles».

¿No son estos los ideales presentados por el Papa Francisco?

El Papa Francisco en Tierra Santa, Mayo de 2014

El Papa Francisco en Tierra Santa, Mayo de 2014.

A PROPÓSITO DEL DÍA DEL PADRE

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FANT.27.- PADRES DE MAS DE

CUATRO

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Martínez Campos, 10/III/96

GUIA

 

PADRES DE MAS DE CUATRO

Silviano Martínez Campos

“Soy padre de más de 4”, es una expresión popular, entre nosotros, para dar a entender un sentimiento de afirmación que muchas veces raya en la actitud dominadora que llamamos machismo.

“Soy tu padre”, se decía antes, por lo menos entre niños y adolescentes, para dar a entender un cierto ascendiente o una cierta dominación, por lo menos en las querellas un tanto en broma, un tanto en serio, que se dan entre gente menuda.

Y había una canción mas o menos insultante, aunque nadie se escandalizaba por ella puesto que hasta se tocaba en público, la cual giraba en torno al personaje central, el chivo padre, que como todo campesino sabe, es el que encabeza la chivada.

Pero a la protección del padre acudían y acuden los niños pequeños como recurso de defensa cuando no se puede más en sus pequeños pleitos callejeros y esgrimen la consiguiente amenaza: “Le voy a decir a mi papá”.

O cuando se trata de presumir, dicen: mi papá es esto (y sigue la letanía de títulos y cualidades) o mi papá tiene esto ( y sigue la lista de posesiones que desde luego el otro no tiene). Es una nececesidad de asegurarse, en el apoyo del padre propio y a costa del ajeno.

Cuántas consideraciones podrían hacerse con motivo del Día del Padre, festividad realmente nueva, aunque matizada de mercantilismo para balancear la más tradicional y mayormente arraigada del Día de la Madre.

“Pa” y “ma” parecen ser en muchas partes primeros balbuceos de los infantes cuando comienzan a hablar y, según los estudiosos, en por lo menos algunos de los idiomas de nuestra área cultural, es el origen de la palabra padre.

Plantean también los estudiosos como posibilidad el que en una época lejana de la historia hubiera dominado la madre, en lo que se llamó matriarcado, etapa posteriormente sustituida por la del patriarcado, que lleva milenios.

Pero si las mujeres se ponen listas y continúan minando las concepciones vigentes del patriarcado, puede que dicha era no dure mucho. Cuál pudiera ser la direccón que tomen las cosas, nadie sabe; pero tal vez una solución intermedia sea que lleguemos al dominio del hijo, que en muchos casos y familias ya está vigente.
COMIENZAN LAS DIFICULTADES

Pobrecitos padres, cuando no les llueve les llovizna. En una actitud conmiserativa hacia ellos, habría qué considerar el oficio de padre ahora como el más difícil.

Comenzando por los padres solteros muy jóvenes, que pican y corren y, aun cuando no son muchos, los hay. Porque es una verdadera lástima que dejen embarazada a la muchacha y luego no acepten su paternidad. Pero nadie les enseñó a ser padres a edad temprana.

O los padres que sin ser solteros, por azares del destino o a resultas de “una metida de pata”, llegan al matrimonio jóvenes y cuando menos lo espean ya son padres de, ahora sí, más de 4. Cuando al lado de ellos hay a su vez unos padres amorosos y solidarios, no hay problema. Pero cuando se les deja solos a los pobres, ¡Cuántas penalidades!.

A los padres a quienes sin ser muy “chavos” ni muy viejos, los tiempos les han movido el tapete. Nos enseñaron a ser padres de otra manera, con el ejemplo a veces autoritario, a veces complaciente, a veces débil, pero funcionaba.

Mas se vino el gran cambio en nuestro entorno, y ahora parece que las cosas no funcionan. Claro, cuando quiere uno que marchen bien, porque habrá alguien a quien le sea indiferente siquiera que funcionen.

Sin embargo, los padres más atribulados deben ser los de mayor edad, digamos los ancianos. Muchos creen que a ellos de plano se les pasó el tren. Que ya no sirven par nada y aun cuando no tengan ya hijos en edad de crianza, continúan como padres para sus nietos pero ya nadie los toma en cuenta.

Sí señor, se acabó el tiempo en que el anciano era considerado un guía para la familia y una especie de patriarca. Lo que decía era mandato para la familia, pero ahora hasta los nietos lo corrigen y le dicen: “No abuelito, ya no es así, eso era en sus tiempos”.

Una categoría de padres merece especial tolerancia: los padres autoritarios, dominadores y represivos que tenían (o tienen si aún los hay) al hijo como propiedad. Por ellos sí los tiempos pasaron de noche, ya que ignoraban o ignoran que el hijo también tiene derechos y, aun cuando esté obligado al respeto, al amor, no está obligado a la sumisión abyecta, autodestructiva. Y la falta de sumisión es lo que más lastima a los padres autoritarios y por ello sufren cuando el hijo se defiende. Algo incomprensible para dichos padres, por eso merecen tolerancia.
PERO HAY DE PADRES A PADRES

De todas maneras, es muy padre ser padre. Es toda una bendición el haber recibido el don de la paternidad, el ser instrumentos para que la fuerza creadora del Universo se manifestara en un nuevo ser. Pero también es un aprendizaje ser padre. El comenzar una vida de experiencia novedosa e ir creciendo como padre junto con el hijo y al mismo tiempo ir descubriendo que de alguna manera vas reproduciéndote en él, en lo más noble que hay en ti pero ¡Ay!, a veces también en tus defectitos o defectotes.

El don de la paternidad biológica tal vez no se dé a todos. Y el don de la paternidad espiritual en sus máximas expresiones, tampoco. Pero todos podemos ser padres de más de 4 en el don de humanidad, lo que también es una bendición. Es gratificante ser un padre así, en una paternidad que, ésta sí, puede comenzar desde joven y prolongarse durante toda la vida.

Padre de un pensamiento que sirva para que otro prójimo a su vez encuentre la mejor manera de vivir. Padre de una actitud que a su vez haga ver al otro que la vida vale la pena, aun cuando a veces se manifieste en forma trágica.

Padre de una iniciativa, grande o pequeña, que permita activar voluntades para que las cosas mejoren, en la familia, en la sociedad y en el mundo. Padre de un sueño, que facilite a quienes te rodean, captar la diferencia entre lo que realmente vale y lo que aun cuando útil, es transitorio. Padre de un ideal compartido, que te permita no perder los estribos en medio del vendaval de los tiempos postrimeros del siglo y del milenio.

Y por encima de todo, paternal (aunque no paternalista) porque trates de ver con tolerancia la miseria ajena y en lo que puedas remediarla, porque después de todo hay alguna coincidencia de la propia limitación.

Aun cuando haya padres irresponsables, dominantes, autoritarios, más que por maldad por inercia y atavismos sociales, nunca deja de estar vigente la sabiduría tradicional que invita a respetarlos y amarlos. Esa sabiduría que conservan muchos padres ancianos, aparentemente inútiles, pero que de alguna manera calladamente conservan la savia de la vida.

En medio de una humanidad en dificultades, donde está faltando la verdadera fraternidad (no sólo la escrita en los textos), la verdadera maternadad (no sólo la de las celebraciones), la verdadera paternidad bien podría contribuir a nulificar la mentalidad de que “cada quien se rasque con sus uñas”, porque de ser así algunos las tienen más grandes y hacen mayores alborotos, como en el caso de los violentos.

Un espíritu abierto no tiene por qué temer la vorágine de los cambios que nos envuelven, mismos que al parecer no significan otra cosa que una metamorfosis o transformación (su significado es el mismo), una recreación, un renacimiento de la especie y con ella tal vez de toda la vida, a pesar de las apariencias en contra.

En ese sentido, los fundamentalismos (querer conservar a toda costa todo como está o estaba), aunque socialmente inadecuados y hasta riesgosos, representan un refugio ante el cambio y tal vez (sin justificarlos) en el llamado período de transición sea una necesidad al servicio del equilibrio mientras se ve más clara la dirección que llevamos.

Para el creyente, la dirección es hacia una Potencia superior, un Misterio de paternidad (o maternidad) que a nuestro modo de ver científico de hombres contemporáneos, causó la gran explosión del Universo y entretegió galaxias, constelaciones, estrellas, planetas y posiblemente vida esparcida por todo el Universo.

A esa Potencia creadora que sobrepasa al Cosmos, a ese “Pantocrator” (Todopoderoso, por Soberano), a esa Presencia Amorosa, los cristianos lo llamamos Padre. Pero como Jesucristo, también lo podemos invocar cariñosa y confiadamente como “Abba” (papá). O sea, dicho a la mexicana: “Papá Diosito”, el que cura (salva) de todas las heridas que podamos causar los padres de la Tierra.
(Publicado en GUIA, Semanario Regional Independiente, Zamora, Mih., México. VENTANAS, 5—B, 10 de Marzo de 1997)

 

 

 

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Invocación por la Paz, 8-VI-014. Papa Francisco

Invocación por la Paz, 8-VI-014. Papa Francisco.

Hablamos con Dios y con los hombres. «No hay cristianos mudos en la Iglesia» : Papa Francisco

( Tomado de Religión Digital.  http://www.periodistadigital.com/religion/vaticano/2014/06/08/religion-iglesia-pentecostes-espiritu-santo-hablar-dios-hombres-cristianos-mudos-francisco-vaticano.shtml )

«Podemos ser instrumentos de Dios que ama, que sirve, que da la vida»

Francisco: «El Espíritu Santo nos hace hablar con Dios y con los hombres. No hay cristianos mudos en la Iglesia»

«Pentecostés fue el bautismo de la Iglesia, que nació en salida, para anunciar a todos la Buena Noticia»

Jesús Bastante, 08 de junio de 2014 a las 10:09

El Espíritu nos hace hablar con los hombres en el diálogo fraterno. Nos ayuda a hablar con los demás reconociendo en ellos a los hermanos y hermanas; a hablar con amistad, con ternura

(Jesús Bastante).- Misa de Pentecostés en San Pedro. Bajo la atenta mirada de la vidriera de Bernini, sobre el trono de Pedro, Francisco presidió una multitudinaria celebración en el interior de la Basílica, en la que destacó cómo «el Espíritu Santo nos enseña el camino; nos recuerda y nos explica las palabras de Jesús; nos hace orar y decir Padre a Dios, nos hace hablar a los hombres en el diálogo fraterno y en la profecía».

Una ceremonia sobria y solemne, como merece el mayor templo de la Cristiandad, con la tradicional procesión desde la capilla junto a la Pietá de Miguel Ángel hasta el centro del presbiterio.

Aquí empieza todo. Tras la recepción del Espíritu Santo, comienza la predicación del Evangelio por todo el mundo. Terminan los 50 días pascuales, y arranca el tiempo litúrgico. Totalmente de rojo, los celebrantes celebran el fuego que descendió sobre los Apóstoles.

Una ceremonia solemne, en la que Francisco roció con el hisopo a todos los fieles, y donde la belleza de la liturgia se mostró en todo su esplendor, como en las grandes ocasiones, con una impresionante interpretación del coro vaticano. «El Espíritu Santo nos hace hablar con Dios y con los hombres. No hay cristianos mudos en la Iglesia«, afirmó el Pontífice.

 

Estas fueron algunas de las palabras del Papa

Todos fueron colmados del Espíritu santo

 

Jesús dijo a los apóstoles en la Última Cena, que después de su partida, les enviaría al Espíritu Santo. Esta promesa se realiza en Pentecostés.

 

Es un hecho que se renueva todavía. Cristo glorificado a la derecha del Padre sigue cumpliendo esta promesa.

 

El Espíritu Santo nos enseña. Es el maestro interior. Nos guía por el justo camino a través de las diferentes momentos de la vida. ES la vía, el camino. Y Jesús mismo es el camino. El Espíritu Santo nos enseña a seguirlo, a caminar sobre sus huellas.

 

El Espíritu es un maestro de vida.

 

El Espíritu Santo nos recuerda todo aquello que Jesús ha dicho: es la memoria viviente de la Iglesia

 

Nos hace recordar y comprender las palabras del Señor

 

Este recordar en el Espíritu gracias al Espíritu es un aspecto esencial a la presencia de Cristo en nosotros y en su Iglesia

 

Nos recuerda todo lo que Cristo ha dicho, nos hace entrar en el sentido de sus palabras.

 

El camino de la memoria viva de la Iglesia. Y esto pide de nosotros una respuesta. Cuanto más generosa es la respuesta, más las palabras de Jesús se convierten en vida, actitudes, gestos, testimonio… entre nosotros.

 

El Espíritu nos recuerda el mandamiento del amor y nos llama a vivirlo

 

Un cristiano sin memoria no es un verdadero cristiano, es un hombre o una mujer prisioneros del momento a medio camino, que no sabe leer su historia, y vivirla, como historia de Salvación

 

Con la ayuda del Espíritu Santo podemos interpretar la vida iluminada en los ojos de Jesús, y así crece en nosotros la sabiduría del corazón.

 

El Espíritu santo nos acompaña y nos hace hablar, con Dios y con los hombres. No hay cristianos mudos, no hay lugar para esto.

 

Nos hace hablar en la oración, un don que recibimos gratuitamente. Nos permite llamar a Dios como Padre, papá, Abba… Es una realidad, somos realmente hijos de Dios.

 

Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios.

 

Ninguno de nosotros puede decir que Jesús es el Señor sin el Espíritu Santo.

 

Nos ayuda a hablar con los demás, reconociendo en ellos a hermanos, a hablar con ellos con mansedumbre, comprendiendo sus alegrías, tristezas y esperanzas.

 

Hay algo más: el Espíritu Santo nos hace hablar a los hombres en la profecía. La profecía está hecha con franqueza para mostrar las contradicciones e injusticias, pero siempre con intención de construir.

 

Podemos ser instrumentos de Dios que ama, que sirve, que da la vida.

 

    El Espíritu Santo nos enseña el camino, nos recuerda las palabras del camino, nos hace rezar, nos hace hablar con los hombres en diálogo fraterno, y nos hace hablar en profecía.

 

En Pentecostés, éste fue el bautismo de la Iglesia, que nació en salida, en partida, para anunciar a todos la Buena Noticia. La Madre Iglesia parte p ara servir. Recordemos la otra madre, nuestra Madre, la madre Iglesia y la madre María. Las dos vírgenes, las dos madres, las dos mujeres.

 

Jesús había sido perentorios con los apóstoles: no debían alejarse de Jerusalén antes de haber recibido la fuerza del Espíritu Santo. Sin él no hay misión, no hay evangelización.

 

Con nuestra madre Iglesia católica invoquemos: ven Santo Espíritu.

Texto completo de la homilía en italiano del Santo Padre Francisco

«Todos quedaron llenos del Espíritu Santo» (Hech 2,4).

Hablando a los Apóstoles en la Última Cena, Jesús les dijo que, luego de su partida de este mundo, les enviaría el don del Padre, o sea el Espíritu Santo (cfr Jn 15,26). Esta promesa se realiza con potencia en el día de Pentecostés, cuando el Espíritu Santo desciende sobre los discípulos reunidos en el Cenáculo. Aquella efusión, si bien extraordinaria, no permaneció única y limitada a aquel momento, sino que es un evento que se ha renovado y se renueva todavía. Cristo glorificado a la derecha del Padre continúa realizando su promesa, enviando sobre la Iglesia el Espíritu vivificante, que nos enseña, nos recuerda, nos hace hablar.

El Espíritu Santo nos enseña: es el Maestro interior. Nos guía por el camino justo, a través de las situaciones de la vida. Él nos enseña el camino. En los primeros tiempos de la Iglesia, el Cristianismo era llamado «el Camino» (cfr Hech 9,2), y el mismo Jesús es el Camino. El Espíritu Santo nos enseña a seguirlo, a caminar sobre sus huellas. Más que un maestro de doctrina, el Espíritu es un maestro de vida. Y ciertamente de la vida forma parte también el saber, el conocer, pero dentro del horizonte más amplio y armónico de la existencia cristiana.

El Espíritu Santo nos recuerda, nos recuerda todo aquello que Jesús ha dicho. Es la memoria viviente de la Iglesia. Y mientras nos hace recordar, nos hace entender las palabras del Señor.
Éste recordar en el Espíritu y gracias al Espíritu no se reduce a un hecho mnemónico, es un aspecto esencial de la presencia de Cristo en nosotros y en la Iglesia. El Espíritu de verdad y de caridad nos recuerda todo aquello que Cristo ha dicho, nos hace entrar cada vez más plenamente en el sentido de sus palabras. Esto requiere de nosotros una respuesta: cuanto más generosa sea nuestra respuesta, más las palabras de Jesús se vuelven vida, actitudes, elecciones, gestos, testimonio, en nosotros. En esencia, el Espíritu nos recuerda el mandamiento del amor, y nos llama a vivirlo.

Un cristiano sin memoria no es un verdadero cristiano: es un hombre o una mujer prisionero del momento, que no sabe atesorar su historia, no sabe leerla y vivirla como historia de salvación. En cambio, con la ayuda del Espíritu Santo, podemos interpretar las inspiraciones interiores y los acontecimientos de la vida a la luz de las palabras de Jesús. Y así crece en nosotros la sabiduría de la memoria, la sabiduría del corazón, que es un don del Espíritu. ¡Que el Espíritu Santo reviva en todos nosotros la memoria cristiana!

El Espíritu Santo nos enseña, nos recuerda, y -otro aspecto- nos hace hablar, con Dios y con los hombres. Nos hace hablar con Dios en la oración. La oración es un don que recibimos gratuitamente; es diálogo con Él en el Espíritu Santo, que ora en nosotros y nos permite dirigirnos a Dios llamándolo Padre, Papá, Abba (cfr Rm 8,15; Gal 4,4); y ésta no es solamente una «forma de decir», sino que es la realidad, nosotros somos realmente hijos de Dios. «Todos los que son conducidos por el Espíritu de Dios son hijos de Dios» (Rm 8,14).

Y el Espíritu nos hace hablar con los hombres en el diálogo fraterno. Nos ayuda a hablar con los demás reconociendo en ellos a los hermanos y hermanas; a hablar con amistad, con ternura, comprendiendo las angustias y las esperanzas, las tristezas y las alegrías de los demás.

Pero el Espíritu Santo nos hace también hablar a los hombres en la profecía, o sea haciéndonos «canales» humildes y dóciles de la Palabra de Dios. La profecía está hecha con franqueza, para mostrar abiertamente las contradicciones y las injusticias, pero siempre con docilidad e intención constructiva. Penetrados por el Espíritu de amor, podemos ser signos e instrumentos de Dios que ama, que sirve, que dona la vida.

Resumiendo: el Espíritu Santo nos enseña el camino; nos recuerda y nos explica las palabras de Jesús; nos hace orar y decir Padre a Dios, nos hace hablar a los hombres en el diálogo fraterno y en la profecía.

El día de Pentecostés, cuando los discípulos «quedaron llenos de Espíritu Santo», fue el bautismo de la Iglesia, que nació «en salida», en «partida» para anunciar a todos la Buena Noticia. Jesús fue perentorio con los Apóstoles: no debían alejarse de Jerusalén antes de haber recibido desde lo alto la fuerza del Espíritu Santo (cfr Hech 1,4.8). Sin Él no existe la misión, no hay evangelización. Por esto con toda la Iglesia invocamos: ¡Ven, Santo Espíritu!

 

PRIORIDADES DEL PAPA FRANCISCO; EL ACTIVISTA CALDERÓN HINOJOSA; EL TAPADO FUMA ELEGANTES; DEBATE ECONÓMICO. Salvador Flores LLamas

PRIORIDADES DEL PAPA FRANCISCO; EL ACTIVISTA CALDERÓN HINOJOSA; EL TAPADO FUMA ELEGANTES; DEBATE ECONÓMICO. Salvador Flores LLamas.

MOSAICO, 5-VI-014

MOSAICO, 5-VI-014.