Semblanzas. Silviano Martínez Campos.
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Muchos se han preguntado si el actual Papa Francisco, como proviene de
América Latina, es un seguidor de la teología de la liberación. Esta
pregunta es irrelevante. Lo importante no es ser de la teología de la
liberación sino de la liberación de los oprimidos, de los pobres y de
los que sufren injusticia. Y eso lo es con claridad indudable.
Este ha sido siempre, en realidad, el propósito de la teología de la
liberación. Primero viene la liberación concreta del hambre, de la
miseria y la degradación moral y de la ruptura con Dios. Esta realidad
pertenece a los bienes del Reino de Dios y estaba en los propósitos de
Jesús. Después, viene en segundo lugar la reflexión sobre el hecho real:
en qué medida se realiza ahí anticipadamente el Reino de Dios y en qué
medida el cristianismo, con el capital espiritual heredado de Jesús,
puede colaborar, junto con otros grupos humanitarios, en esta liberación
necesaria.
Esta reflexión posterior, llamada teología, puede existir o no existir.
Lo decisivo es que ocurra de verdad la liberación. Siempre habrá
espíritus atentos al grito de los oprimidos y de la Tierra devastada que
se preguntarán: con lo que hemos aprendido de Jesús, de los Apóstoles y
de la doctrina cristiana de tantos siglos, ¿cómo podemos aportar
nuestra contribución al proceso de liberación? Fue lo que realizó toda
una generación de teólogos y teólogas, de laicas y laicos comprometidos,
de religiosos y religiosas, de obispos y sacerdotes de los años 60 del
siglo pasado, y que continúa hasta nuestros días, porque los pobres no
cesan de aumentar y su grito es ya un clamor.
Pues bien, el Papa Francisco hizo esta opción por los pobres, vivió y
vive pobremente en solidaridad con ellos y dijo claramente en una de sus
primeras intervenciones: “Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los
pobres”. En este sentido, el Papa Francisco está llevando a cabo la
intuición primordial de la Teología de la Liberación y secundando su
marca registrada: la opción preferencial por los pobres, contra la
pobreza y a favor de la vida y la justicia.
Esta opción no es para él solamente un discurso, sino una opción de vida
y de espiritualidad. A causa de los pobres ha caído en desgracia ante
la presidenta Cristina Kirchner, pues pidió a su gobierno un mayor
compromiso político para superar los problemas sociales -analíticamente
se llaman desigualdades-, que éticamente representan injusticias y
teológicamente son un pecado social que afecta directamente al Dios
vivo, que bíblicamente ha mostrado estar siempre del lado de los que
tienen menos vida y son los pobres y los que sufren injusticia.
En 1990 Argentina tenía un 4% de personas pobres. Hoy en día, debido a
la voracidad del capital nacional e internacional, ascienden a un 30%.
Estos no son sólo números. Para una persona sensible y espiritual como
el Papa Francisco representa un viacrucis de sufrimiento, lágrimas de
niños hambrientos y desesperación de padres sin trabajo. Esto me
recuerda una frase que Dostoievski escribió una vez: «Todo el progreso
del mundo no vale el llanto de un niño hambriento».
Esta pobreza, ha insistido con firmeza Papa Francisco, no se supera
mediante el asistencialismo, sino a través de políticas públicas de los
gobiernos que devuelvan dignidad a los oprimidos y los hagan ciudadanos
autónomos y participativos.
No es importante que el Papa Francisco no use el término «teología de la
liberación». Lo importante es que hable y actúe de manera liberadora.
Es hasta bueno que el Papa no se afilie a un cierto tipo de teología,
como la de la liberación o cualquier otra. Lo mismo hicieron sus dos
predecesores con las teologías que estaban en sus cabezas y se
presentaban como expresiones del magisterio papal.
Saben los teólogos e historiadores que la categoría “magisterio”
atribuida a los Papas es una creación reciente. Comenzó a ser empleada
por los Papas Gregorio XVI (1765-1846) y Pío X (1835-1914) y se volvió
común con Pío XII (1876-1958). Antes el “magisterio” estaba formado por
doctores en teología y no por los obispos y el Papa. Estos son maestros
de la fe. Los teólogos son maestros de la comprensión de la fe. Por lo
tanto, a los obispos y los papas no les toca hacer teología sino
testimoniar oficialmente y cuidar la fe cristiana con celo. A los
teólogos y teólogas cabe profundizar este testimonio con las
herramientas intelectuales que ofrece la cultura presente. Cuando un
Papa empieza a hacer teología, como ha sucedido recientemente, se crea
una gran confusión en la Iglesia, se pierde la libertad de investigación
y se corta el diálogo con otros saberes del mundo.
Gracias a Dios que el Papa Francisco se presenta explícitamente como
pastor y no como doctor y teólogo, aunque fuera de la liberación. Así es
más libre para hablar a partir del evangelio, de su inteligencia
emocional y espiritual, con el corazón abierto y sensible, en sintonía
con el mundo de hoy globalizado. Papa Francisco, ponga la teología en
tono menor para que en tono mayor resuene la liberación: consuelo para
los oprimidos y llamamiento a la conciencia de los poderosos. Por tanto,
menos teología y más libertad.
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(Chon y Benita. Foto de Silviano,
principios de los setenta, en la ciudad de México.
Al cumplirse 17 años de su paso, en marzo-abril de 1996)
Silviano Martínez Campos
Musa de los Vientos:
Había pensado escribir esta carta con el título de “a quien corresponda”, pero me parece, además de comercial, impersonal y poco comprometido.
Así es de que opto por un destinatario personal, con nombre y todo y ¿quién más que tú, mi Musa de los Vientos?, tan abierta y comprensiva cundo me veo en aprietos, cuando mayormente me nacen los deseos de escribirte, por aquello de que vamos al nopal sólo cuando tiene tunas o sea sólo cuando nos las vemos apretadas.
Y como últimamente al parecer te he perdido la pista, ruégote y suplico recojas mi carta del primer buzón que encuentres, ya sea en la atribulada Yugoslavia, en la hambrienta África o en la sociedad de la opulencia con manchas de racismo o en cualquier sitio del planeta sufriente y extraviado, donde probablemente estés enderezando sentimientos de humanidad que nosotros hemos derrumbado.
Tengo en cuenta la receta que hace meses me diste, de escribir con la tinta que tú has inventado, la piedad y las lágrimas que de ella brotan.
Pero permite por esta vez usar también roja tinta del corazón rasgado y has de disculpar, no es que haya leído últimamente novelas de rosa subido y te parezca cursi, sino he vivido la plenitud del sufrimiento, al ver sufrir en agonía (lucha) de años, de meses, de semanas y días, a mis señores padres.
Claro, ellos murieron en lapso de 16 días uno del otro, pero mi familia pasó por una gran crisis y, qué te cuento, también de corazones desgarrados y a lo mejor también por el no entender y el no poder.
No juzgo, pero hay situaciones que más bien parecen de catarsis, purificadoras y yo, por mi parte, no lanzo primeras piedras y te pido, si a bien tienes, esclarezcas mi mente, temples mis emociones y purifiques mis afectos, si no para entender, por lo menos para ver un poco en medio de lo oscuro.
Tú me entiendes y habrás de disculpar, mi Musa de los Vientos, por aquello de que alguien intercepte mi carta, por abierta, el que escriba en tono tan personal, cuando hay tantas dificultades en este mundo revuelto que visitas.
Corro ese riesgo y estoy abierto a la crítica, pero no aguanté el deseo de contarte parte de lo que me ha sucedido. Hasta luego y corro también el riesgo de tu silencio respetable.
Narciso Adolorido:
Mucho te falta, mi Narciso, para entender mi tecnología de la comunicación. No bien habías empezado a escribir tu cara, cuando capté al instante tu lenguaje.
No por palabras rebuscadas que utilizas en alguno de tus párrafos, estilo Corín Tellado, ni por el esmero que pones, sin lograrlo, en engarzar las cuentas de tus pensamientos.
Sino por el palpitar de corazones, que capté de inmediato, como el palpitar del corazoncillo de aquella inocente pequeñita cuyo pecho oprimiste a tu oído para curiosear en las fuentes de la vida que “comienza”, o tal vez para captar los latidos del Universo, durante el sepelio de tu padre anciano, símbolo de la vida que “termina”.
Tu carta pues la saqué del buzón de tu alma y la leí con el código que improvisaste allá en aquellos tiempos y ahora, cuando escribías o poco antes cuando ponías “musiquita” a tu padre, valiéndote de los conciertos y las sinfonías del gran Mozart, en los “cassetitos” que te regaló pareja amiga, a quienes también yo hice un regalo sorpresivo.
Si crees que sólo arreglo dificultades planetarias, me parece que estás equivocado. Intervengo desde luego con mis sugerencias (mas las decisiones son tuyas) en cuestiones del hambre y el desarme, del desamor estructural en que se ha sumido tu planeta.
Pero también soplo y sugiero salidas en asuntos de corazones y mentes desgarrados, no importa que mis susurros se capten y acepten luego, o más después, en meses, en decenios.
Si doña Benita falleció el 28 de marzo a las 83 y don Chon el 13 de abril a los 87, lo supe desde antes que tú me dieras la noticia.
Subían hacia mí, la Musa de los Vientos, aromas perfumados engarzados en cuentas del rosario; misas concelebradas por paisanos orantes y devotos; cantos esperanzados de ángeles de falda, súplicas y lamentos de otros ángeles de rebozo, que palpaban con sus manos, como tú con el alma, la hondura del dolor y del sufrimiento.
Y cuidados también de ángeles de alba bata, que ponían en el papel la fórmula y el remedio, o antes en el cuerpo de tu madre, la ciencia del bisturí, la transfusión y el aparato.
Designios hay, mas no imposiciones y, quien te dice, Narciso Adolorido, que no sólo las fiestas se comparten. También hay sufrimientos y cruces compartidos.
Asómate si quieres a hospitales, consultorios y palpa enfermedades y miserias por cientos y millares y millones. Pero hay, como dicen pensadores, enfermas sociedades opulentas y enfermas sociedades por el hambre.
Se te dio la tarea, bien lo recuerdas, de crecer y crecer y dominar la Tierra, pero no destruirla, no es lo mismo. Y en tus afanes de saberlo todo, exploraste de más sin medir las consecuencias y sembraste el planeta de injusticias, escombros y desechos, causas de enfermedades y miserias.
Arregla pues tu casa, tu planeta y luego que lo arregles te quejas de mi, y pongo lo que falte. Pero una cosa sí que te adelanto, te auguro buen fin, te lo aseguro.
Usa tu fantasía pues más te vale que peques por exceso que por falta. Y si Benita de joven era cantadora y sólo enfermedades marchitaron su semblante, imagínala ahora rebosante de fulgor, juventud, sonrisa eterna.
Y si Chon días antes de su postración definitiva te había dicho llorando en su patio: “ya no puedo trabajar”, imagínalo ahora trabajando, pero no para compartir entre sus críos los gajos de naranja, sino para compartir junto con otros de su cielo, gajos de estrellas y galaxias y anunciando en escalas del trombón que Dios es Grande.
Porque si en reunión pueblerina había acuñado el dicho de “yo también vine”, en forma de protesta por el involuntario olvido, imagínalo haberle dicho al Creador: “yo también vine” y el Creador presuroso contestarle: “por supuesto”.
Y luego la presentación protocolaria llamando a seres queridos antes, ahora ocupados en asuntos exteriores en universos infinitos que alegres y festivos dan la bienvenida a Chon y a Benita. Porque habría ocurrido presentación obligada de la Madre Santa, a quien aclamaba en su penar la madre dolorosa.
Y luego el saludo de Sofía, Josefa, Teófilo, Filoteo, Teodoro, Doroteo, Francisco, Onofre, Justino, Serafín, Altagracia, Agustín, Mónica, Damián, Concepción. Amparo, Roque, mártires, confesores, vírgenes, clérigos o laicos.
Y entonces sí la sorpresa de encontrarse con ángeles humanos festivos, relucientes, que en cada mirada prodigan una alabanza, su sonrisa improvisa sinfonías, su saludo contagia contraseña perfumada, para seguir buscando niveles y niveles, pero no aislados, donde cantan coros, ejecutan orquestas y proyectan constructores de universos con creatividad donada.
Ellos mismos, Benita y Chon, asumiendo la sorpresa de sentirse ángeles, mensajeros de infinito cuando fueron a su manera en su vida pasajera.
Pero si crees, mi Narciso vanidoso, que el cielo es asunto personal y familiar, estás equivocado. Individualismos destructores y clanes voraces son privativos de tu Tierra, asolada por el desamor y la locura de la acumulación y el lucro.
En el cielo caen diariamente como rosas fragantes, perfumadas, millares de rosas, de almas, como la Teresita imaginaba hacerlas llover sobre la Tierra. Y si tu, tan afecto a las seguridades de tu posesión y tu saber quieres fórmulas te doy la de aquel pensamiento que capturaste al vuelo: “a la casa del Padre volvemos todos o ninguno”.
A ti, homo sapiens tecnologizado, la misma palabra “cielo” te parece una patraña y o bien has manejado en la propaganda su concepción como opio o ilusión de poetas, te hablo el lenguaje de las dimensiones que han descubierto tus físicos, los más allegados a los límites del mundo.
Imagina pues a la larva convertida en mariposa que luego después remonta muy altos vuelos a su escala, porque la comparación del grano de trigo que muere para dar nueva vida, de plano, no la entiendes ni la captas.
Así comprenderás que el mundo es sorpresivo y sobrepasa los esquemas de tus fórmulas vejestorios a las cuales te acoges por miedo a tu futuro de ángel.
Ángel de carne y hueso con misión de peregrino en tu Tierra, tu planeta, de hacerlo habitable, pródigo en piedad y misericordia. Porque aquello de “busquen primero el reino (soberanía) de Dios y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura”, sigue actual por siglos y siglos. Así te lo aseguro, Narciso vanidosos, adolorido, pues crees que sólo tú sufres o tú gozas, así te lo aseguro yo, tu Musa.
Musa de los Vientos que os ama y soy principio y fin de todo lo que empieza, principio y fin de todo lo que “acaba”, testigo fiel de todo lo posible y hago realidad de de todo lo que sueñas, cuando tus sueños son tejidos con amor, piedad, misericordia, con hilos finitos de belleza, mezclados de bondad y de ternura.
Sueños de corazones destrozados por la incomprensión o la penuria; sueño enlazados en el amor de la plegaria; sueños regados con lágrimas del alma o sueños cultivados con lágrimas del cuerpo; sueños tejidos en la soledad del aislamiento creativo, voluntario, o sueños tejidos por el latir de corazones mil que tantean en la mínima comunidad o en la comunidad planetaria, en busca del sentido quizás perdido.
Pero nunca perdido, porque un afecto que nace nunca muere, una utopía que nace nunca muere, sino es abono para otra más grandiosa. La utopía de llegar a ser realmente hombre, desde aquí por supuesto pero “allá” por supuesto, porque a ello invita quien para el que lo acepte, Hombre Perfecto, Hombre-Dios, sufrió y murió y es El Viviente a fin de que ninguno de sus hermanos hombres desespere y espere actuando y conformando desde ahora el cielo que le tiene diseñado.
(Publicado en GUIA, Semanario Regional Independiente, Zamora, Mich., México, Las Ventana, Pág. 5-B, 21/IV/1996. Y en ETCETERA, semanario, La Piedad, 15/IV/1996)
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English: Robinia pseudoacacia, Fabaceae, Black Locust, False Acacia, habitus. Stadtgarten Karlsruhe, Germany. Deutsch: Robinia pseudoacacia, Fabaceae, Robinie, Falsche Akazie, Scheinakazie, Silberregen, Habitus. Stadtgarten Karlsruhe, Deutschland. (Photo credit: Wikipedia)
English: Robinia pseudoacacia, Fabaceae, Black Locust, False Acacia, flower. Karlsruhe, Germany. Deutsch: Robinia pseudoacacia, Fabaceae, Robinie, Falsche Akazie, Scheinakazie, Silberregen, Blüte. Karlsruhe, Deutschland. (Photo credit: Wikipedia)
GUIA
MOSAICO
Silviano Martínez Campos
LA PIEDAD, 25 de Abril.- TIENE SU ATRACTIVO ver demoliciones, sea en la ficción, sea en la vida real. Cuando en la gran ciudad o en la media pasa uno frente a una edificación que es derrumbada, observa que por lo común los deconstructores (constructores después), comienzan por el techo, hacia los cimientos. Aun cuando según vemos en los medios, hay también demoliciones súbitas, que acaban con todo, pero estas están a cargo de expertos ingenieros. Hay otras, las llamadas naturales como terremotos, maremotos, y otras menos espectaculares pero reales como inundaciones y sequías, que están a cargo de la naturaleza, como se decía antes, o de la Madre Tierra, como se dice ahora. Y hay en ellas suma inteligencia en busca del equilibrio, según los “ingenieros” (científicos) que analizan, estudian y divulgan dichas teorías referidas a la Gaia. PARECE QUE AHORA, con tanto desastre, no sentimos lo duro sino lo tupido: desastres por todos lados provocados por la mano del ser humano, lo que es más lamentable y triste. Parece pues, que es cierto hay un sufrimiento más general, compartido por quienes ven las cosas con pre-ocupación y sentido crítico . Recuerdo hará ya algunas décadas, durante un curso introductorio bíblico, un maestro tocaba temas de esta índole y yo, muy sabiondo, le dije de buenas a primeras: esto es o parece un juicio universal. El repuso: toda historia universal, es un juicio universal. Y también me atreví a decir que nosotros, los de ahora, estamos juzgando a la Edad Media (europea); un clérigo participante agregó por su parte: nosotros los de ahora también seremos juzgados por los que vienen. El mismo maestro nos aseguró que el Apocalipsis cristiano, el de Juan, no es para meter miedo, sino ni más ni menos es una revelación del amor de Dios en Jesucristo. LA PALABRITA JUICIO siempre nos traslada al borde del misterio y referida a los niveles amplios, nos hace temer que sea el acabose, el fin, el hasta aquí llegamos. Pero crisis, nos dicen los estudiosos, en un sentido positivo sería el momento oportuno, para buscar alternativas a lo viejo, sin renunciar a lo valioso recibido. Un mundo nuevo, pues. Estas cosas de ninguna manera son novísimas, lo novísimo está en sus manifestaciones, ahora globales, terráqueas. Me gusta citar al Club de Roma, en su informe de 1991 (La Primera Revolución Mundial, FCE): “Las ondas expansivas producidas por los drásticos cambios de la gran transición no están respetando ninguna región ni ninguna sociedad. El cataclismo ha quebrado un sistema de relaciones y sistemas de creencias heredados, sin ofrecer ninguna guía para el futuro”. Y en esas estamos, aunque a decir verdad, sí hay salidas, pero esas tienen menos difusión que las tragedias. Con motivo del Día Internacional de la Madre Tierra, el secretario general de la ONU, Ban-ki-moon llamó a reafirmar la responsabilidad colectiva de promover la armonía con la naturaleza en un momento en que nuestro planeta se encuentra amenazado por el cambio climático y por la explotación insostenible de los recursos naturales. Y cuando se crean amenazas al planeta, no sólo se pone en peligro el único hogar de la humanidad sino incluso nuestra futura supervivencia. Destacó que cada vez hay más gobiernos que oyen la voz de un movimiento global creciente que clama por el desarrollo sostenible y mencionó por ejemplo que “Bolivia ha adoptado un marco legal que protege específicamente la Madre Tierra. La constitución de Ecuador reconoce los derechos de la naturaleza. Muchos otros países y comunidades en el mundo están trasladado sus respetos por el medio ambiente en medidas para protegerlo”, Y recordó que cuando se crean amenazas al planeta, no sólo se pone en peligro el único hogar de la humanidad sino incluso nuestra futura supervivencia. A TRAVÉS DE su directora, Matilde Pérez Bravo, el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) en La Piedad aseguró que por su parte, atiende permanentemente a personas indigentes “en situación de calle”. Aseguró que “En lo que va de este año se ha podido trabajar en beneficio de ocho personas, en su mayoría son adultos mayores que por su edad avanzada presentan síntomas de deshidratación con un adelantado deterioro físico”. Y aseguró que la institución cuenta con un albergue destinado y en casos, las envía al asilo de ancianos. Asegura que en este y otros casos, trabaja en coordinación con el organismo católico “Caritas” (Caridad). ANTE NUESTRA DEBACLE universal, generada en parte por los potentados del dinero, hay vientos que por suaves, o por huracanados, no sabe uno de dónde vienen, ni a donde van. Siempre hay lugar para la Esperanza. Y mientras tanto, no está por demás reforzar esos ejemplos seráficos de quienes se ocupan, en el aquí, y en el ahora, y por “toda la redondez de la Tierra”, del sufriente de carne y hueso, muy ajeno a los esquemas estadísticos que lo clasifican para tratar de comprenderlo. (www.miregionmichoacana.wordpress.com/ )
English: Robinia pseudoacacia, Fabaceae, Black Locust, False Acacia, inflorescence. Karlsruhe, Germany. Deutsch: Robinia pseudoacacia, Fabaceae, Robinie, Falsche Akazie, Scheinakazie, Silberregen, Infloreszenz. Karlsruhe, Deutschland. (Photo credit: Wikipedia)
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